Un Empresario con Mucha Chispa
Por los años 30, 40 y 50 Lima y sus vecindades eran pródigas
en espectáculos de los llamados varietés
en las salas cinematográficas de barrio principalmente. Los promotores
como es lógico saber no eran pocos, entre ellos, había uno que entre los
respetables, tenía salidas, de esas que hacían reír al más indiferente. Ese
señor era más y nada menos que don Juan Dellepiani.
Don Juanito como tenía buenas programaciones, era siempre
visitado por los artistas de mayor postín de aquellos tiempos, así como también
los que soñaban serlo o por lo menos a los que querían alcanzar a ser
programados en un debut. Entre ellos estaba el joven recitador criollo Aurelio
Collantes a quien con los años, el animador broadcaster Juan Silva Villacorta
lo bautizó como la Voz de la Tradición”.
Aurelio, que andaba tras los pasos de Juanito para conseguir
que se cumpla el sueño que tenia de ser artista, tuvo esa oportunidad en donde
al elenco de Juan Dellepiani le faltó un artista que le llegó a fallar en una
función nocturna del entonces Teatro Mazzi, de la Plaza Italia, en 1939.
Asi fue, y el maestro Alejandro Villalobos que estaba en el
piano recibió el mensaje de que el recitado de Collantes le pusiera como fondo
musical, al primero el vals “Idolatría” y al segundo, “Ídolo”. En la primera
intervención Aurelio Collantes fue estupendamente aplaudido y entre esos
aplausos, dijo un segundo recitado que también mereció igual suerte.
Cuando Aurelio retornaba al camarín se encuentra con don
Juan Dellepiani rodeado de varios artistas y mirándolo fijamente le dice: “…Y…
Como la ve… ahora qué dice…” don Juan Dellepiani con una seriedad increíble que
arrancó risas entre los que lo rodeaban, le respondió: “Muchacho, no vivas
equivocado… ¿Escuchaste los dos hermosos valses que tocó el maestro
Villalobos…? Esos aplausos fueron para él.”
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