miércoles, 13 de enero de 2016

“La Razón del Vals Amorcito”

Amorcito como todo vals criollo tiene su historia, mejor decir una razón para su nacimiento. Su autor es Lucas Borja, el flaco muchacho bohemio del sector viejo del Rímac que además de guitarrista, autor, cantor, y compositor, también fue novillero, por el mismo hecho de ser vecino de la “Triana Limeña”.

Con sus amigos Héctor García, Víctor Rosario Martin, Humberto Zegarra, Manuel Acosta Herrera y Carlos Valdivia, andaban por las calles del barrio dando serenatas a las mozas cumpleañeras o a las amistades de mucho aprecio. Con Valdivia compartían estudios en San Marcos así como la aflicción a las mujeres, con problemas y recuerdos no gratos.

Una de esas noches bajo pontinas después de sentida serenata en la calle La Condesa, al volver a casa dejando en la suya anticipadamente a su íntimo amigo Carlos le brota en su solitaria caminata estos versos:

 “Amorcito tengo una pena
que me acongoja de tal manera que me lacera
amorcito te quiero tanto
que de no verte siento la muerte en el corazón
que de no verte siento la muerte en el corazón”.

En casa, conciliando el sueño y a golpe de las 4 de la madrugada, Lucas sueña que estaba al frente de una gran multitud cantando su “amorcito” y, al percatarse de la hora, se decide ponerse de pie ir al piano y plasmar lo que sería el resto de su obra que empezó a nacer la noche que quedaba atrás:

“Pienso durante el día en ti
de noche no se dormir.
creo que moriría chiquilla mía.
Sin tu querer.
y solo con la idea de que me has olvidado,
 besando tu retrato,
 sobre la almohada, me echo a llorar”.

Era necesario para el autor un remate para concluirlo y no se hizo esperar:

“Amorcito te quiero tanto
de que no verte siento la muerte
en el corazón”.

Su estreno fue pronto en “Fin de Semana en el Perú” de Radio Nacional, por el entonces flamante trio “Los Palomillas” que le valió para ser contratado para una temporada en Radio Nueva América de La Paz, Bolivia. También “Los Kipus, “Los Romanceros Criollos”, “los Trovadores del Perú”, Ester Granados y otros artistas de jerarquía incluyeron este vals en su repertorio.  


“Los Romanceros Criollos”

Al hablar de grupos de nuestra canción criolla no va ser fácil encontrar otro grupo como  “Los Romanceros Criollos” Julio Álvarez, Lucas Borja y Guillermo Chipana debutaron en Radio El Sol el 24 de Noviembre de 1953, y desde ese día, en ningún momento cambió integrante alguno y con mucho orgullo bien puede calificarse como el trío criollo auténticamente decano del país.

Cuando “Los Romanceros Criollos” aparecieron en la escena de la canción popular, llegando hacer estelares de Radio el Sol, Victoria y Nacional, eran los tiempos que compartían popularidad con los grupos de renombre como “Los Morochucos”, “Los Embajadores Criollos” etc todos con repertorio de gran penetración.

Para ellos fue un orgullo ser identificados fácilmente por la gran acogida que tuvieron las versiones grabados de los valses: “China Hereje” “Los Ojitos del Puente”, “Como una Visión”, “Mi Serenata”, “Hortencia” entre otros temas.

“Si te vas de mi lado china hereje
para burlarte talvez de mi desgracia
tu no sabes china boba quien soy yo
buen cantor, guitarrista y chupa caña…”.

Esta cuartilla en boca de “Los Romanceros Criollos”, arranca grandes aplausos en el público que colmaban los auditorios de las emisoras limeñas y en los teatros donde se presentaban. También en la que fuera Radio San Cristóbal protagonizaron temporadas de éxito. Los discos de larga duración de “Los Romanceros Criollos” son de catálogo y las viejas versiones impresas desde 1965. 


La Chola y El cholo

A Jesús Vásquez “Reina y Señora de la canción criolla”, y a Luis Abanto Morales, “El Cantor del Pueblo”, ambos convocan emociones porque el pueblo canta todo lo que ellos brindan y la respuesta no se hace esperar: “No hay como la Chola Jesús”, “No hay como el Cholo Luis Abanto” a quienes el Perú suelen llamarlo con mucho cariño.

Adjetivar “chola” a Jesús Vásquez tiene su origen de Radio Goicochea, siendo director artístico Eduardo Sierralta Lorca. Don Eduardo, gran admirador y casi padrino artístico de la naciente estrella, en 1938, le decían de cariño “cholita”, como es costumbre de los chilenos cuando tratan con cariño a los peruanos. Y eso de “cholita” eran muy frecuente.


Cesar Negreiros que animaba un programa en que actuaba Jesús Vásquez le dijo en plena transmisión el aludido adjetivo como manifestación de afecto, a Negreiros no le pareció mal, pero tampoco algo bueno, por la probable reacción que originaría, la reacción prevista llegó intrascendente en publicaciones eventuales, y eso de “chola”, con la marcha del tiempo, se hizo popular y tan admirado como la calidad artística de nuestra estrella.

Con relación a Luis Abanto Morales, que alcanza la gloria en Lima como cantante solista, mereciendo ser llamado “El Cantor del Pueblo “por la forma como convocó cantando con el marco musical de las guitarras de Armando Luque y Pastor. De ahí en adelante, se le dice siempre “el cholo Luis Abanto” no se sabe hasta hoy como se produce hasta hoy esta voz popular. ¿A quien se le ocurrió? Ni el mismo cholo lo puede explicar.
“Solita me Jaraneo”

No hay frase más precisa que “Solita me Jaraneo” para identificar a
Ester Granados, una de las más notables cultoras de la canción criolla. Por su propio arte, definitivamente inconfundible, está en la línea avanzada de las más calificadas intérpretes de aquellas que por tradición llamamos: “las Grandes del Criollismo”

Con la llegada de la radiodifusión en el Perú la canción criolla empieza a tener una mayor acogida. La juventud le canta y la baila, y las contadas emisoras como la Nacional, la Radio del Estado, y las privadas como Grellaud, que después fue Lima; Weston, que cambió por Goicochea, DUSA, Miraflores e Internacional, acogieron al talento nacional.

En Radio Goicochea es el gran debut de Estercita y ella debe recordar siempre al pianista Gonzalo Fernández, el popular “Arañita”, porque él fue quien la acompañó musicalmente, al iniciar su actuación de estreno con el vals de Serafina Quinteras “El Ermitaño”.


Más adelante la carismática gordita es contratada para otras emisoras y los maestros Filomeno Ormeño y Eduardo Márquez Talledo, en atención a su calidad, la incluyen en el coro de “Las Alondras” que se formó a raíz de la inauguración del local de Radio Lima en la calle Risso. Allí triunfaron las integrantes de este coro:   Rosita Passano, Blanquita Portocarrero, Meche Herrera, Alicia Lizarraga, Zarela Cruzado, Yolanda Matos e Iris Bullon.

Ester fue contratada como estelar de la boite Embassy que en los años 50 y 60 tuvo mucho apogeo y fue en este centro nocturno donde un conocido de la vida política que, en momentos en que Ester cantaba el vals “Un Suspiro” de Bocanegra, quiso invitarla a bailar, recibiendo como respuesta: “gracias, pero yo… solita me jaraneo”

Y desde entonces año 1969, “Solita me Jaraneo” fue la frase que insustituiblemente emplea para “guapear” todos los valses alegres de su repertorio. Su presencia en la muy festejada salida de la procesión de la virgen de Carmen, como Patrona del Criollismo, desde hace mas de 20 años, es la voz de Ester Granados la que, con gran emoción cantaba:

“Vamos a la fiesta del Carmen,
negrita,
vamos que se acaba ya la
procesión…”.


“La Flor de la Canela”

El 8 de marzo es la fecha triste que se incorpora a la historia de la canción criolla, porque ese día en 1983 dejó de existir Isabel Granda Larco, nuestra Chabuca, maravilla de mujer con su talento poético y musical, su simpatía y su singular personalidad, caminó continentes con su primoroso vals “La  Flor de l Canela” llenando así al mundo de banderas peruanas.

Por su sencillez se hacía más visible la grandeza de su repertorio; siendo “La  Flor de la Canela” el que la convirtió en la voz más importante de Latinoamérica en la segunda mitad del siglo 20”.
En “Chabuca Granda signo e imagen”, publicación del Banco de Crédito, al hablar del vals “La  Flor de la Canela” incluye una manifestación valiosa de la gran Chabuca que ratifica lo hermoso que siempre iluminó su conducta de humildad:

“Definitivamente esta canción me hizo popular. He dicho siempre que seré popular pero no importante. La importante es Victoria Angulo, distinguida señora de raza negra a quien hice “La  Flor de la Canela”.

Pero ¿por qué “La  Flor de la Canela” al vals de Chabuca? La canela es la corteza de olor y sabor que se usa para el chocolate y todo lo que es dulcería. Desde antaño es común decir flor a todo aquello que tiene primerísima calidad, como en el caso del mejor arroz, por lo que se dice “arroz flor”. También se usa decir “flor de café” etc.

Y la canela también está en dicha expresión con el propósito de exaltar encantos o virtudes de la mujer. “La mujer limeña es como la mazamorra; Tiene azúcar, clavo y canela”, dijo Manuel A. Segura.

Razón tuvo Chabuca al rendir homenaje a la gracia, al donaire y a todo cuanto de encantador lucía Victoria Angulo, llamándola “La  Flor de la Canela”, que a la postre se hizo poesía con música de vals, con fragmentos como este:

Jazmines en el pelo y rosas en la cara, 
Airosa caminaba la flor de la canela, 
Derramaba lisura y a su paso dejaba 
Aromas de mistura que en el pecho llevaba…



Chabuca nos legó, además una nutrida producción de primorosas composiciones, todas buenas, porque Chabuca todo lo hizo bien. Conspicuos intelectuales de nuestro continente y del viejo mundo han elogiado mucho a su talento creador; y los mas calificados artistas del canto han incluido en su repertorio varios de sus temas.          
Murió el Maestro sin Par

En la otoñal madrugada del 13 de mayo de 1936, cuando apuntaba el alba, dejó de existir en su domicilio de la calle de la Penitenciaria del limeño Barios Altos, el gran Felipe Pinglo Alva. No hubo más testigos que su esposa Hermelinda, sus tiernos hijos Carmen y Felipe y algunos amigos de la intimidad.

 La noticia de la muerte se supo con prontitud en todo el barrio, sin que trascienda en los medios de comunicación como diarios y radios, lo que quiere decir que la muerte del más notables de los compositores limeños, en principio fue conmoción de barrio ya después lo lloró todo Lima y el Perú.
 Felipe Pinglo Alva, sencillo de conducta, humilde y condescendiente, locuaz y talentoso, en los 37 años de existencia, nos ha legado páginas, que reiteradamente se presume que son himnos de la condición humana. De su inventiva hubo la dicción en compositores que han calado hondamente como El Plebeyo, sueños de opio, etc.

Fue limeño de cuna, vivencia y muerte, pues el gran Felipe nació en la calle del Prado y falleció en La Penitenciaria de su mismo barrio. Sus viajes más largos fueron por el norte, Ancón; por el sur, Pucusana; por el interior Chosica y por occidente las riveras chalacas y limeñas.   

“Murió el maestro sin par,
hoy por ti ha de llorar,
la bohemia criolla.
De luto están las guitarras,
todo es tristeza y dolor.
A la necrópolis va,
con sentida emoción
numeroso cortejo;
y al llegar el ataúd,
todos quieren cargar
al amigo que fue…”


asi le cantó pedro Espinel, su compadre, recogiendo el sentir de los acompañantes en el último adiós al maestro de maestros de la canción popular.  
La Guitarra de Oscar Avilés

Oscar Avilés fue un guitarrista de sabrosa y criolla entrega, eficaz renovador, mensajero que le dio una muy especial resonancia a la canción  criolla empieza a hacerse notar poco antes de la mitad del siglo pasado. Con Avilés se acababa el “tundete” que ahogaba a la canción popular y el “firuleteo” sin comienzo ni fin, que nada decían. Razón tubo Chabuca Granda al decir que la guitarra de Oscar apareció para nuestro vals criollo no muera de tundete.

Con Oscar se instituyó una introducción para cada tema y un singular rasgar para secundar a los vocalistas, sin afectaciones ni mistificaciones, imponiendo una apoyatura en los finales de cada tema, que defiende al intérprete y propicia un remate vibrante, particularmente en los temas de sabor jaranero.

La presencia de avilés con la guitarra en la canción criolla se hace notable cuando asume la primera guitarra del trio “Los Morochucos” en el mercado del disco se hablaba algo así “Es otra cosa…”.
“que gusto da escuchar a este trío…”, “Que guitarra”, etc. Y estas concepciones que corren como reguero de pólvora, consagran definitivamente al brillante guitarrista chalaco, cuando hace los arreglos musicales y acompaña a números artísticos que con el disco llegan a conmocionar y convierten a esas impresiones en material musical de catálogo el último en tocar con el fue el desaparecido, Arturo, el zambo, Cabero.   

  

Oscar Avilés nos dejó el 5 de abril de 2014, a su velorio asistieron distintas personalidades de la política y las artes, se llevó a cabo en el Salón Nazca del Museo de la Nación, luego de un homenaje el Distrito de La Victoria, fue enterrado en el Cementerio Baquijano y Carrillo del Callao.